miércoles, 14 de febrero de 2018

¿Qué es el síndrome del impostor?

Esta semana hablaremos de un síndrome que, si bien no aparece recogido en el DSM V, psicólogos de todo el mundo lo reconocen como una problemática real. Es más, estudios recienten afirman que afecta aproximadamente al 70% de la gente en algún momento de sus vidas, especialmente a las mujeres. Hoy hablamos del síndrome del impostor. 


El síndrome del impostor se da sobre todo en gente con carreras profesionales fructíferas, quienes a pesar de sus logros y reconocimientos creen que todo lo que tienen se lo deben a la suerte o casualidades que no dependían de ellos. No se sienten a la altura del cargo que ostentan ni merecedores de su éxito, viviendo con la convicción de que cualquier otra persona lo haría mejor que ellos. Así, pasan los días aterrados pensando que en cualquier momento les descubrirán como el fraude que (creen) que son. 

Las excusas que se ponen para estos pensamientos son múltiples, pero todas apuntan a la misma dirección. "El jefe solo me ha dado el ascenso porque se ha llevado una falsa impresión de mí", "operé a este paciente como debía por casualidad, no sería capaz de repetirlo", "la oposición la saqué porque me tocó el tema que me sabía"... Todas ellas ponen el énfasis en factores externos, descartando por completo la influencia de su propia inteligencia o capacidad.

Ahora bien, ¿por qué gente tan válida y competente se obceca en estas ideas a pesar de las múltiples evidencias al contrario? La psicología cree que el estilo de crianza puede influir en la aparición del síndrome del impostor durante la edad adulta. Por regla general, la infancia de estos sujetos está caracterizada por una de las dos siguientes:

-Gente a la que siempre se les ha dicho que son más inteligentes/talentosos/mejores que otros. Una vez se enfrentan a la vida real y se dan cuenta que también deben esforzarse para conseguir sus objetivos, sienten que no son tan innatamente superiores como creían, lo que evoluciona en un miedo a no estar a la altura de las expectativas de los demás y defraudar a todos aquellos que desde siempre le han dicho lo bueno y genial que era.

-Gente con hermanos/familiares/alguien cercano al que sus padres denominan "el inteligente", lo que le deja a ellos en el lugar de "El que no es tan inteligente". Si una vez en el colegio logran igualar las calificaciones de "el inteligente" pero siguen los mismos roles, empiezan a creer de que es cierto y que nunca estará a la altura. Sus notas se deberán a circunstancias ventajosas o suerte, y con los años el síndrome acabará apareciendo en sus vidas.


Con el paso del tiempo, ambos grupos acaban desarrollando determinadas estrategias para compensar su creencia de ser inferiores. La más habitual consiste en esforzarse incluso más que los demás para evitar que les descubran (estudiar más, ser más detallista con los informes, perfeccionismo enfermizo...). Esto tiene como principal respuesta un agobio creciente, sintiendo que siempre se escapan de ser descubiertos por los pelos y desgastándose cada vez más y más. A la larga, el estrés constante comienza a pasar factura a su salud y bienestar laboral.

Otra estrategia muy utilizada consiste en crearse un papel al que se aferran en sus relaciones con los demás. Por un lado ellos creen que así transmiten una imagen de profesionalidad y que su secreto está a salvo, pero en realidad nunca dejan ver sus auténticas ideas y opiniones. Al final del día el desgaste es incluso mayor, y si intentan ampliar el contacto con sus compañeros fuera de la oficina se verán obligados a mantener ese papel en todo momento para no generar sospechas.

El síndrome del impostor es algo que se puede superar, pero su presencia a lo largo de toda la vida hace que sea muy complicado de dejar atrás. La asistencia psicológica se centra en cortar con la dependencia por la aprobación de los demás, permitiendo así al individuo desarrollarse sin importar lo que los otros puedan o no pensar de ellos.

Y con esto lo dejamos por hoy. No olvidéis aprovechar nuestra sección de comentarios para hacernos saber de qué temas os gustaría que hablásemos en un futuro.


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