miércoles, 23 de agosto de 2017

El peligro (a veces) mortal de los retos virales

Es fácil hablar de algunos de los aspectos más superficiales de la psicología, como las razones por las que recomendamos el ejercicio físico o  síntomas para detectar los celos entre hermanos. Sin embargo, tarde o temprano tenemos que tratar temas de mayor importancia, pues pueden acarrear nefastas consecuencias sobre nuestras familias. 

Hoy, veremos los peligros derivados de los retos virales.



Mannequin Challenge, Ice Bucket Challenge, SidraChallenge, Duct Tape Challenge, el reto de la canela... Enumerar todos los retos virales del último año es una tarea imposible, y contar todos los granos de arena de la playa sería una mejor inversión de nuestro tiempo que intentarlo. A todos nos suenan, ya sea porque aparecen de manera regular en los telediarios o porque nuestros hijos nos hablan de ellos. Con todo, ¿sabemos realmente lo que son?

Un reto viral no es solo una tontería que grabamos con el móvil y compartimos en Instagram, Facebook o Snaptchat. Para muchos jóvenes, ser los primeros del cole en completarlos constituye su oportunidad de estar a la moda, de ser populares y sentirse no solo uno más del grupo, sino el centro de atención. ¿Quién de los presentes no hizo alguna tontería de pequeño para que los demás le dijeran lo guay que es? 

El problema llega cuando el desafío no es quedarse quieto delante de la cámara, sino meter la mano en agua hirviendo.

O mejor, tirársela encima.


Internet es un lugar en constante cambio y evolución. Lo que hace 5 minutos era lo más ahora está pasado de moda, y en otros 5 minutos nadie lo recordará. En un ecosistema tan agresivo y veloz todo vale para mantenerse relevante, y (tristemente) la estupidez vende. Muchos youtubers y personas influyentes muestran a sus fans grandísimas ideas como el Fire Challenge, que consiste en cubrirse de alcohol y prenderse fuego para luego saltar a una piscina. No, no has leído mal. Sí, va en serio. Lo hacen. Aquí os dejo una muestra para los escépticos. 

Más. El "ice and salt challenge", un "juego" en el que te colocas sal en el brazo y presionas con un cubito de hielo todo el tiempo que puedas. Y ya. Suena a tontería, pero la sal genera una reacción química en el hielo por la cual desciende su temperatura hasta los -17 grados, causando quemaduras similares a las de la congelación en el cuerpo del participante. En youtube hay multitud de vídeos con jóvenes (y niños) practicándolo, algunos de ellos con resultados terroríficos.

¿Incitación a la anorexia? Echa un vistazo al Desafío A4 y el Ab Crack. ¿Dejar inconscientes a desconocidos con palizas y subirlas a la red? Knockout game. ¿Juntar un aerosol y un mechero? Fire spray challenge. ¿Usar monopatines para hacer trucos en medio de la carretera? Freeway Challenge, aunque por suerte la policía logró ponerle freno antes de que se extendiera. Incluso cosas tan aparentemente inocentes como el reto de la canela pueden provocar daños irreparables en los pulmones o asfixia.

O la última moda que comentábamos antes, tirarse agua hirviendo encima o sobre otros. Haceros un favor y no lo busquéis, sobre todo porque varias de las víctimas no tenían ni 13 años.

"Bueno, pero mi hijo nunca haría nada de eso", pensarán muchos. El problema es que estaríamos infravalorando la influencia que tienen los youtubers en nuestra sociedad. La razón de que los retos virales sean tan peligrosos es porque no actúan como el típico listillo de las películas que reta al protagonista a hacer alguna locura, sino que primero le muestran a una figura de prestigio haciéndola y saliendo bien parado. "¿Cómo me va a pasar nada malo si elrubius lo hizo antes y está bien? ¡Yo quiero ser tan guay como elrubius!" Si pese a todos nuestros avisos siguen existiendo peligros como el ciberacoso o el grooming, ¿cómo no habrá jóvenes que imiten lo que hacen sus ídolos? Y que además les sale bien y con más gente aplaudiéndoles.

Los retos virales pueden ser algo divertido de ver, y muchos de ellos entrañan un lado positivo (el ice bucket challenge se creó para recaudar fondos para los enfermos de ELA, y reportó más de 50 millones de euros en donaciones), pero también entrañan un peligro. Como padres, es nuestro deber hacerles entender que no deben imitar estas conductas, ni sobre sí mismos ni sobre otros. Del mismo modo que nos decían el clásico "Si todos tus amigos se tiraran por un puente, ¿tú lo harías?", es ahora nuestra responsabilidad que nuestros hijos no cometan ninguna locura imitando a sus héroes. Un buen inicio para ello es preguntarles regularmente sobre qué youtubers siguen, así como qué cosas están de moda por las redes sociales. El primer paso para tomar medidas es conocer a qué se exponen, y una vez lo sepamos podremos actuar en consecuencia. Otra manera de hacerlo es revisando regularmente lo que consumen. No hace falta estar constantemente a su lado mientras navegan por internet, pero sí deberíamos monitorizar su navegación online. Para este fin, compartir información con otros padres sobre las últimas modas de internet y las herramientas de control parental nos resultarán de gran utilidad. 

Y vuestros hijos, ¿han participado alguna vez en un reto viral? ¿Os han hablado en algún momento de youtubers que le gustan o de retos divertidos? Compártelo con nosotros en los comentarios.

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