"-Ayer estuve en el psicólogo.
-¿Y qué te dijo?
-Que vaya a correr media hora cada día."
¿A alguien le suena este diálogo? A menudo los profesionales de la psicología recomendamos a nuestros pacientes realizar actividades físicas, pero cuando nos preguntan el por qué no siempre somos muy claros al respecto. "Te sentará bien", decimos, y dado que a veces tenemos mayor interés en explicar otras partes del tratamiento olvidamos razonar el por qué del ejercicio. Hoy, no. Hoy destaparemos una de las dudas más ancestrales entre nuestros clientes. Hoy os daremos las 6 razones por las que los psicólogos recomendamos hacer ejercicio físico.
La razón principal sigue siendo la misma, pues la realización de ejercicio físico moderado de manera regular sienta bien a 99 de cada 100 personas (margen de error del 1%). Esto sucede porque durante la práctica del ejercicio segregamos endorfinas, sustancias producidas por nuestro cuerpo que atenúan el dolor y generan sensación de bienestar. Es gracias a ellas también que la ansiedad y el estrés disminuyen, constituyendo el ejercicio un excelente ansiolítico natural.
Además de su influencia a nivel biológico, el ejercicio genera beneficios en un plano psicológico. No solo aumentaremos nuestra autoestima conforme mejoremos nuestra forma física, sino que también nos permitirá introducir nuevas rutinas en nuestra vida, algo de gran utilidad en muchos tratamientos. A su vez, si el ejercicio lo realizamos en un gimnasio o en grupos (tenis, senderismo, natación) es muy probable que conozcamos a gente nueva, realizando sin que nos demos cuenta diversos ejercicios de socialización. Por último, recibiremos refuerzo positivo, ya sea de amigos y familiares como de nosotros mismos, pues a menudo la gente que se cree incapaz de hacer nada ve con sus propios ojos que sí son capaces de lograr lo que se proponen, siendo para ellos el ejercicio un primer paso en la intervención.
Y eso es todo por hoy. ¿Practicáis ejercicio físico con regularidad? ¿Cual? Y si no, ¿por qué no? Contádnoslo en los comentarios.
Además de su influencia a nivel biológico, el ejercicio genera beneficios en un plano psicológico. No solo aumentaremos nuestra autoestima conforme mejoremos nuestra forma física, sino que también nos permitirá introducir nuevas rutinas en nuestra vida, algo de gran utilidad en muchos tratamientos. A su vez, si el ejercicio lo realizamos en un gimnasio o en grupos (tenis, senderismo, natación) es muy probable que conozcamos a gente nueva, realizando sin que nos demos cuenta diversos ejercicios de socialización. Por último, recibiremos refuerzo positivo, ya sea de amigos y familiares como de nosotros mismos, pues a menudo la gente que se cree incapaz de hacer nada ve con sus propios ojos que sí son capaces de lograr lo que se proponen, siendo para ellos el ejercicio un primer paso en la intervención.
Y eso es todo por hoy. ¿Practicáis ejercicio físico con regularidad? ¿Cual? Y si no, ¿por qué no? Contádnoslo en los comentarios.
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