La lucha contra el Coronavirus ha sufrido un nuevo cambio, y a partir de ayer domingo los menores de 14 años pueden volver a salir a la calle siempre y cuando cumplan unas estrictas normas de precaución. Si bien esto es un cambio que muchos deseábamos ver hecho realidad desde hace tiempo, es cierto que cuando más pequeños sean nuestros hijos más... complicado puede ser hacerles entender la nueva normalidad, especialmente tras un mes y medio de confinamiento. Por ello, desde Gabinete Talos os traemos una nueva tanda de consejos con los que esperamos os sea mucho más sencillo este primer paso hacia una nueva normalidad.
Lo primero será realizar un repaso rápido por las reglas que debemos cumplir durante las salidas, las cuales son:
+Solo podrán salir aquellos niños que sean menores de 14 años.
+Deberán ir siempre acompañados de 1 adulto.
+Como máximo, un adulto puede ir con 3 niños.
+Si el adulto es alguien diferente al tutor legal deberá llevar una autorización previa de éstos durante el paseo.
+Como máximo, un adulto puede ir con 3 niños.
+Si el adulto es alguien diferente al tutor legal deberá llevar una autorización previa de éstos durante el paseo.
+Los paseos deberán realizarse a menos de 1 km de la residencia familiar.
+Dentro de ese radio podemos ir por la calle, a zonas verdes autorizadas o espacios naturales (playas, monte). ESO SÍ, en el momento en que escribimos esto el Concello de Cangas ha negado que en el municipio se permita a los menores acceder a los arenales.
+Dentro de ese radio podemos ir por la calle, a zonas verdes autorizadas o espacios naturales (playas, monte). ESO SÍ, en el momento en que escribimos esto el Concello de Cangas ha negado que en el municipio se permita a los menores acceder a los arenales.
+No se permite que los paseos sean en "espacios recreativos infantiles al aire libre" [parques infantiles] ni en "instalaciones deportivas".
+Tampoco podemos usar el coche para desplazar al menor a más allá de ese kilómetro y dar allí el paseo.
+Tampoco podemos usar el coche para desplazar al menor a más allá de ese kilómetro y dar allí el paseo.
+Deben durar menos de 1 hora.
+Las salidas han de ser entre las 09:00 y las 21:00.
+Pueden llevar juguetes, pelotas, patines... pero no pueden utilizar los de otros niños.
+Pueden llevar juguetes, pelotas, patines... pero no pueden utilizar los de otros niños.
+Los niños que presenten síntomas o que estén en aislamiento domiciliario porque han sido expuestos a alguien diagnosticado o con síntomas no podrán salir.
+Los menores con discapacidad o alteraciones en su conducta (por ejemplo, trastornos del espectro autista) en las que el confinamiento pueda agravar la situación, "podrán circular por la calle con la frecuencia que se estime médicamente aconsejable", cumpliendo en todo momento las medidas necesarias para evitar el contagio.
Repetimos por si acaso: en Cangas, en el momento en que escribimos esto, NO se permite a los menores acceder a las playas. Recomendamos consultar la prensa en los próximos días para monitorizar posibles cambios a este respecto.
Uff. Muchas normas de golpe pueden llegar a abrumar, lo entendemos, pero entre todos podemos cumplirlas. Lo primero que deberemos hacer será preparar a nuestros hijos para la salida, lo que implica inculcarles prácticas de cuidado y distanciamiento social en caso de que no lo hayamos hecho ya. Lo último que queremos es que nada más abrir la puerta salgan corriendo a darse palmas con el primer amiguito que se encuentren y que tosan o se estornuden mutuamente en la cara. La propia Organización Mundial de la Salud elaboró un utilísimo cuento ilustrado que explica a niños de todas las edades cómo deben comportarse para protegerse a sí mismos y a los demás, por lo que leérselo antes de salir puede ser un gran recordatorio. Inculcarles que muy probablemente verán a gente con mascarilla y guantes también es positivo de cara a evitar sustos posteriores.
Otra precaución que podemos tener en cuenta es realizar un simulacro antes de salir. Sí, los adultos sabemos que al ver a nuestros amigos y conocidos no debemos parar a hablar con ellos a menos de 2 metros, pero como dije antes es casi seguro que los más pequeños lo olvidarán una vez abandonen nuestra casa. Podemos plantearlo como un juego, diciendo nosotros situaciones y ellos teniendo que responder con cómo deberían comportarse, y si aciertan X veces darles algún premio ("¿Y si vemos a Pedrito?" "Le saludamos con la mano pero no nos acercamos"). Todo esto supone una gran oportunidad para ayudarles a ser más responsables, y podemos planteárselo con el siempre útil "Ya eres un niño mayor, ¿verdad? ¿a que vas a ser como los chicos grandes y vas a ser capaz de cumplir estas nuevas reglas?".
Tampoco debemos generar falsas esperanzas sobre las salidas. No se trata de ir a la calle a jugar con los amigos al parque, y si permitimos que salgan con esa idea en la cabeza protestarán todo lo posible para intentar que se cumpla. Hay que dejarles claro que ésto no es una vuelta a lo de antes. Es mucho mejor dejar las reglas claras desde el minuto 1, recalcándoles muy bien a dónde iremos y qué podremos hacer y qué no una vez salgamos. Por ejemplo, si hemos decidido que daremos un paseo por la Avenida de Marín, hasta la biblioteca y luego de nuevo hacia casa, es mejor decírselo a nuestros hijos que ocultárselo y que se tiren todo el recorrido insistiendo en que les dejemos ir al parque (porque lo harán de todas todas, pero en este caso podremos utilizar el comodín "Ya os dijimos antes que iríamos a este camino, y no vamos a cambiar el plan; si no queréis ir por donde papá y mamá os dijeron, podemos volver ya a casa"; tras tantos días de encierro, muchos niños aceptarán con tal de poder seguir pasando el rato en el exterior). Si su respuesta se convierte en una rabieta ("Quiero ir quiero ir QUIERO IR") deberemos mostrarnos firmes en nuestra postura sin perder la calma. En estas circunstancias proteger su salud no es un tema de debate.
Ahora bien, ¿y si nuestros hijos no quieren salir porque tienen miedo? Con todo el circuito mediático montado alrededor del COVID-19 es posible que algunos niños hayan oído información que no han terminado de entender o incluso que sí la hayan entendido a la perfección y, simplemente, estén asustados por contagiarse. Esto es una respuesta perfectamente normal, y como padres nuestra responsabilidad será el intentar hacerles entender que mientras cumplan las leyes de prevención no debería pasarles nada malo. En función de cómo los veamos podremos decidir si hacer el paseo igual, modificarlo (en tiempo o localizaciones) o si cancelarlo. Incluso si decidimos salir y en algún punto del recorrido nuestros hijos parecen inquietos y nos piden volver podemos valorarlo y acceder, todo ello manteniendo siempre la calma y tranquilizando a nuestros hijos. Bajo ninguna circunstancia debemos castigarles o alimentar su miedo al exterior o a los cuerpos de seguridad ("Si no te portas bien vendrá la policía a meterte en la cárcel").
Y nos quedan los mayores de 14 años, muchos de los cuales estarán que trinan frente a la decisión del gobierno. No solo se han visto recluidos como todos nosotros, sino que muchos de ellos estarán pasando situaciones de elevado estrés relacionada con la incertidumbre respecto al cierre del curso, la carga de trabajos semanales que les llegan desde los colegios o la expectativa de enfrentarse a Selectivo bajo estas circunstancias. Tristemente han sido los grandes olvidados en este primer paso del desescalamiento, afectados especialmente por la imposibilidad de estar físicamente con sus amigos (el principal grupo de referencia durante la adolescencia).
Dada su edad, resulta prioritario hablar con ellos directamente, permitirles expresar sus dudas e inquietudes sobre toda esta situación y reforzarles el hecho de que la peor parte del confinamiento ya ha pasado, siendo cuestión de muy poco tiempo que ellos también puedan recuperar buena parte de su autonomía perdida. Debemos mostrarnos tolerantes y comprensivos, pues ya tienen edad para comprender tan bien como nosotros muchas de las consecuencias del Coronavirus sin contar con nuestra libertad de acción ni muchas de nuestras estrategias de afrontamiento.
Con todo esto en mente, recordad que las reglas dentro de casa siguen siendo las mismas, estando los consejos que os dimos en su momento tan vigentes como el primer día. Asimismo, mientras el Estado de Alarma siga en vigor desde Gabinete Talos mantendremos nuestros servicios de ayuda psicológica y en problemas de comportamiento con menores de manera telemática, así como nuestros precios de psicología a la mitad de lo habitual. La parte más dura del confinamiento ya se ha terminado.
¡Entre todos lo conseguiremos!
Otra precaución que podemos tener en cuenta es realizar un simulacro antes de salir. Sí, los adultos sabemos que al ver a nuestros amigos y conocidos no debemos parar a hablar con ellos a menos de 2 metros, pero como dije antes es casi seguro que los más pequeños lo olvidarán una vez abandonen nuestra casa. Podemos plantearlo como un juego, diciendo nosotros situaciones y ellos teniendo que responder con cómo deberían comportarse, y si aciertan X veces darles algún premio ("¿Y si vemos a Pedrito?" "Le saludamos con la mano pero no nos acercamos"). Todo esto supone una gran oportunidad para ayudarles a ser más responsables, y podemos planteárselo con el siempre útil "Ya eres un niño mayor, ¿verdad? ¿a que vas a ser como los chicos grandes y vas a ser capaz de cumplir estas nuevas reglas?".
Tampoco debemos generar falsas esperanzas sobre las salidas. No se trata de ir a la calle a jugar con los amigos al parque, y si permitimos que salgan con esa idea en la cabeza protestarán todo lo posible para intentar que se cumpla. Hay que dejarles claro que ésto no es una vuelta a lo de antes. Es mucho mejor dejar las reglas claras desde el minuto 1, recalcándoles muy bien a dónde iremos y qué podremos hacer y qué no una vez salgamos. Por ejemplo, si hemos decidido que daremos un paseo por la Avenida de Marín, hasta la biblioteca y luego de nuevo hacia casa, es mejor decírselo a nuestros hijos que ocultárselo y que se tiren todo el recorrido insistiendo en que les dejemos ir al parque (porque lo harán de todas todas, pero en este caso podremos utilizar el comodín "Ya os dijimos antes que iríamos a este camino, y no vamos a cambiar el plan; si no queréis ir por donde papá y mamá os dijeron, podemos volver ya a casa"; tras tantos días de encierro, muchos niños aceptarán con tal de poder seguir pasando el rato en el exterior). Si su respuesta se convierte en una rabieta ("Quiero ir quiero ir QUIERO IR") deberemos mostrarnos firmes en nuestra postura sin perder la calma. En estas circunstancias proteger su salud no es un tema de debate.
Ahora bien, ¿y si nuestros hijos no quieren salir porque tienen miedo? Con todo el circuito mediático montado alrededor del COVID-19 es posible que algunos niños hayan oído información que no han terminado de entender o incluso que sí la hayan entendido a la perfección y, simplemente, estén asustados por contagiarse. Esto es una respuesta perfectamente normal, y como padres nuestra responsabilidad será el intentar hacerles entender que mientras cumplan las leyes de prevención no debería pasarles nada malo. En función de cómo los veamos podremos decidir si hacer el paseo igual, modificarlo (en tiempo o localizaciones) o si cancelarlo. Incluso si decidimos salir y en algún punto del recorrido nuestros hijos parecen inquietos y nos piden volver podemos valorarlo y acceder, todo ello manteniendo siempre la calma y tranquilizando a nuestros hijos. Bajo ninguna circunstancia debemos castigarles o alimentar su miedo al exterior o a los cuerpos de seguridad ("Si no te portas bien vendrá la policía a meterte en la cárcel").
Y nos quedan los mayores de 14 años, muchos de los cuales estarán que trinan frente a la decisión del gobierno. No solo se han visto recluidos como todos nosotros, sino que muchos de ellos estarán pasando situaciones de elevado estrés relacionada con la incertidumbre respecto al cierre del curso, la carga de trabajos semanales que les llegan desde los colegios o la expectativa de enfrentarse a Selectivo bajo estas circunstancias. Tristemente han sido los grandes olvidados en este primer paso del desescalamiento, afectados especialmente por la imposibilidad de estar físicamente con sus amigos (el principal grupo de referencia durante la adolescencia).
Dada su edad, resulta prioritario hablar con ellos directamente, permitirles expresar sus dudas e inquietudes sobre toda esta situación y reforzarles el hecho de que la peor parte del confinamiento ya ha pasado, siendo cuestión de muy poco tiempo que ellos también puedan recuperar buena parte de su autonomía perdida. Debemos mostrarnos tolerantes y comprensivos, pues ya tienen edad para comprender tan bien como nosotros muchas de las consecuencias del Coronavirus sin contar con nuestra libertad de acción ni muchas de nuestras estrategias de afrontamiento.
Con todo esto en mente, recordad que las reglas dentro de casa siguen siendo las mismas, estando los consejos que os dimos en su momento tan vigentes como el primer día. Asimismo, mientras el Estado de Alarma siga en vigor desde Gabinete Talos mantendremos nuestros servicios de ayuda psicológica y en problemas de comportamiento con menores de manera telemática, así como nuestros precios de psicología a la mitad de lo habitual. La parte más dura del confinamiento ya se ha terminado.
¡Entre todos lo conseguiremos!
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