miércoles, 8 de agosto de 2018

¿Tienes una personalidad Tipo A? ¿Sabes cómo afecta eso a tu salud?

Muchas veces, a la hora de conocer gente o presentarnos, solemos nombrar algunas características representativas de nuestra forma de ser. Seguro que todos conocemos a alguien que admite ser (o que simplemente es) muy perfeccionsita, o a alguien que representa el polo opuesto y que no se preocupa por nada. A lo largo de los años los psicólogos hemos estudiado a la gente, extrayendo diversos patrones de comportamiento y catalogándolos según cómo reacciona la gente en su día a día. ¿Preparado para saber si perteneces al conocido "tipo A"?



El "descubrimiento" de este tipo de personalidad no vino exactamente de la psicología, sino de dos cardiólogos durante los años 50. Meyer Friedman y Raymond Rosenman empezaron a notar que muchos pacientes con enfermedades coronarias y tensión arterial alta respondían de forma similar en la consulta.Teniendo esto en cuenta (y dejando pasar el tiempo suficiente para investigar en mayor profundidad), definimos a como Patrón de Personalidad tipo A a aquel que cumple las siguientes características:

Competitividad elevada.
"¿Competitivo yo? Qué dices. SOY LA PERSONA MENOS COMPETITIVA QUE CONOZCO. ES MÁS, TE APUESTO 20€ A QUE SOY MENOS COMPETITIVO QUE TÚ." La gente que presenta este patrón de conducta sufre una necesidad permanente de competir con los demás, ya sea para demostrar su superioridad o simplemente cumplir otro objetivo. No están tan interesados en hacer las cosas bien como en hacerlas rápido, y esto ata con nuestro siguiente punto, que es...

Ir siempre contrareloj
Da igual que estén sobrados de tiempo o que se trate de una tarea tan trivial como poner el mantel. Todo tiene que estar preparado lo antes posible, como si vivieran en una carrera constante contra el mundo. La palabra respiro carece de significado en su diccionario, sintiendo los momentos de descanso como una pérdida de tiempo que podrían estar invirtiendo a cualquier otra cosa más productiva.



Hostilidad
Como ya imaginaréis, las personas que cumplen estos dos primeros criterios suelen tomarse bastante a mal que les interrumpan en el trabajo, respondiendo bastante mal cada vez que alguien les hace "perder su valioso tiempo". Esto suele hacer que la gente marque distancia respecto a ellas, lo que les deja una mayor carga de trabajo encima y retroalimenta sus patrones de conducta.

Por regla general,  estos individuos dedican su vida laboral a la búsqueda del logro, implicándose en múltiples proyectos a la vez y trabajando hasta el extremo para completarlos todos lo más rápido posible. A mayores, todo esto acaba repercutiendo en su lenguaje corporal, presentando una tensión muscular constante y, más importante, un mayor riesgo de contraer enfermedades coronarias y alta presión arterial.

La personalidad tipo A no es una categoría cerrada, sino que se mueve en un continuo con la personalidad tipo B. Para que os hagáis una idea, el tipo B vendría a ser una persona que se comporta a la inversa del tipo A, mucho más... "pasota" y relajada que la primera. Así, un individuo no es "tipo A o tipo B", sino que se sitúa en alguna parte de una línea imaginaria que une ambos extremos.  



¿Qué deberíamos hacer si nos hemos visto reflejados en los ejemplos aquí expuestos? Para empezar, intentar tomar un respiro. Una sesión de relajación al día, ni que sean unos 20 minutos del control de la respiración, sería un gran primer paso de cara a disminuir nuestras tendencias A. En caso de no saber cómo realizarlas, desde Gabinete Talos ofrecemos sesiones de entrenamiento en relajación autógena, ideales para liberar tensiones de nuestro cuerpo y mente.

Ahora bien, ¿y qué hay de las personalidades C y D? Bueno, esas quedan para otro día. Hasta entonces, no dejéis escapar nuestras tutorías personalizadas, ideales para ese empujón final antes de septiembre.

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