miércoles, 29 de noviembre de 2017

¿Cuándo nos volvemos adictos a las compras?

Black Friday, Cyber Monday, Steam Autumn Sales, la Navidad en El Corte Inglés... noviembre y diciembre son un período cargado de rebajas y ofertas, resultando a menudo difícil resistir la tentación de comprar más de lo que deberíamos. Con todo, es también en estas fechas cuando aumentan los reportajes en el telediario sobre la "adicción a las compras". ¿A partir de qué punto deberíamos preocuparnos?



Para empezar, ¿qué opina el la Asociación Americana de Psicología? ¿Consideran la compra compulsiva como un trastorno en su Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V para los amigos)? La respuesta es no; por más que la estemos investigando, la compra compulsiva todavía no cuenta como trastorno mental, por lo que no existen unos criterios definitivos con los que definir esta conducta. Con todo, diferentes estudios afirman que entre el 2 y el 8% de la población presentan unas características comunes que nos encaminan a esa dirección.

En primer lugar, la mayoría es gente joven, especialmente mujeres con un nivel económico, profesional y cultural elevado. Los primeros arrebatos compulsivos se dan sobre los 18 años, pero no suele ser hasta 5 o 10 años después que empiezan a percibirlo como un problema, ya sea por deudas, sentimientos de culpa o sensación de rechazo en su pareja o familia. A menudo la compra actúa como una vía de escape, confiriéndoles un poder de decisión del que carecen en el resto de ámbitos de su vida.

Por regla general, el tren de pensamiento previo a un episodio de compras se desarrolla de manera similar a esto: "Ando de bajón, estoy triste, necesito salir un poco". Una vez en la calle, deciden acercarse a alguna tienda porque eh, "Comprar algo me hará sentir mejor". El siguiente paso consiste en salir de la tienda con un montón de objetos que no necesita, a menudo cosas repetidas como 10 camisetas iguales pero de distinto color o 6 bolsos que probablemente nunca usará. Antes siquiera de llegar a casa el subidón post compra se habrá terminado, reemplazado a menudo por remordimientos, ansiedad e incluso preocupación sobre cómo explicará el aluvión consumista a su pareja. Por último, una vez en casa acumulan todo lo comprado sin estrenarlo, lo que les genera más sentimientos de culpa y les incita a volver a comprar, porque así volverán a sentirse felices.

Si esto ya de por sí es preocupante, imaginad los extremos a los que se llegan cuando un montón de gente con este patrón de conducta se junta en época de super ofertas.


El Black Friday estadounidense llega a dar auténtico miedo.

Entonces, ¿qué podemos hacer para no dejarnos llevar por el consumismo? La mayoría de compradores compulsivos niegan tener ningún problema, así que un buen inicio sería mentalizarse de que esto no es algo normal, y que si cumplimos muchos de estos requisitos es mejor hacer autocrítica que ocultarlo y seguir igual hasta que sea demasiado tarde. En segundo lugar, preparar una lista de la compra cerrada antes de salir de casa. Nada de ir comprando todo lo que nos apetece al verlo; solo podremos llevar aquello que decidimos comprar antes de salir por la puerta. Del mismo modo, intentar limitar el tiempo que pasamos de compras es de gran utilidad, pues cuanto más tiempo pasemos en un lugar rodeados de ofertas más probable será que nos llevemos algo.


Otro truco para no caer en la tentación es posponer las compras al día siguiente; en lugar de salir con el antojo de volver a casa llenos de bolsas, dejamos pasar 24 horas antes de comprar, lo que disminuirá las ganas y eliminará muchas de las compras más impulsivas. Llevar un control estricto de los gastos (en excel o una libreta mismamente) también resulta de especial utilidad, pues nos hace ver claramente lo que estamos gastando y si podemos comprar o no más cosas sin que nos perjudique en extremo.

Por último, deberíamos buscar un pasatiempo alternativo gratuito que realizar cuando estemos estresados (calceta, correr, pasear por el parque) y llevar solo el dinero justo en el bolsillo, además de guardar la tarjeta de crédito bajo 7 llaves. No puedes gastar más dinero del que puedes permitirte si no tienes efectivo ni una tarjeta a mano. 



En caso de que esto no sea suficiente, la búsqueda de ayuda profesional es extremadamente recomendable.

Y eso es todo por esta semana. No olvidéis hacernos saber en los comentarios de qué os gustaría que hablásemos en próximas semanas. 

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